A la hora de comer
Si nos dejamos llevar por el hambre, el cuerpo nos dirá claramente que es lo que quiere, como lo quiere y además cuánta cantidad quiere. Para usar la comida a nuestro favor es importante que tengamos contacto cada vez más cercano con nuestro cuerpo y cada vez menos con nuestra mente a la hora de comer. Una vez que hayas descubierto y entendido lo que es tener y sentir hambre, es importante repetir que deberás comer entonces sólo cuando tu cuerpo te diga que tiene hambre y en ese momento le preguntarás a tu cuerpo qué es lo que desea comer.
Muchas veces y sobre todo al principio no entenderemos las señales que nos envía nuestro cuerpo lo cual no significa que no sean válidas. Es necesario también entender que incluso nuestro cuerpo nos podría llegar a pedir alimentos que conocemos como nocivos para nuestra salud. Anímate a hacerle preguntas a cada uno de tus órganos que componen el sis- tema digestivo, hazlo como un juego, en donde el objetivo es entender que nutrientes son los que estos necesitan. Atrévete a preguntarle a tu estómago que clase de comida quiere, y así con cada uno de los órganos que componen tu sistema digestivo (intestinos, ano, recto, páncreas, vesícula, hígado, boca, estómago, faringe, glándula salivar, esófago, lengua, dientes, encías). Si al consultar al estómago por ejemplo no tienes una respuesta clara, consulta a otro órgano, pero siempre confía más en los órganos de tu cuerpo que en tu mente. Cualquiera de ellos te dirán con más precisión lo que realmente tu necesitas.
Muchas veces y sobre todo al principio no entenderemos las señales que nos envía nuestro cuerpo lo cual no significa que no sean válidas. Es necesario también entender que incluso nuestro cuerpo nos podría llegar a pedir alimentos que conocemos como nocivos para nuestra salud. Anímate a hacerle preguntas a cada uno de tus órganos que componen el sis- tema digestivo, hazlo como un juego, en donde el objetivo es entender que nutrientes son los que estos necesitan. Atrévete a preguntarle a tu estómago que clase de comida quiere, y así con cada uno de los órganos que componen tu sistema digestivo (intestinos, ano, recto, páncreas, vesícula, hígado, boca, estómago, faringe, glándula salivar, esófago, lengua, dientes, encías). Si al consultar al estómago por ejemplo no tienes una respuesta clara, consulta a otro órgano, pero siempre confía más en los órganos de tu cuerpo que en tu mente. Cualquiera de ellos te dirán con más precisión lo que realmente tu necesitas.
Confía en lo que tú quieres no en lo que los demás te dicen que debes comer.
Por ejemplo, los expertos de la salud y nutrición están de acuerdo que consumir vegetales es muy bueno para la salud. Yo estoy de acuerdo con esa afir- mación, pero no podemos generalizar, porque hay ocasiones en que los vege- tales pueden llegar a ser mortales para algunos individuos. Hay personas que terminan en el hospital por diverticulitis porque creyeron que debían consumir mucho vegetal, sin entender que los vegetales además de la fibra digerible contienen también fibra no digerible, que en grandes cantidades puede ser nocivo para los intestinos. Así mismo, hay personas que no toleran tanta fibra porque hay sistemas digestivos que genéticamente son más lentos que otros y la fibra los pone aún más lento, lo que produce una sensación de falta de energía y pesadez provocada justamente por el alimento mundialmente conocido como el mejor para la salud.
Cada persona es distinta a otra y por eso debes confiar en ti y en tu cuerpo más que en nadie. Cada cuerpo tiene sus debilidades y fortalezas, algunos tienen genéticamente propensión a ser más débiles o más fuertes en un órgano del cuerpo u otro y el alimento que puede ser curativo en una región o país puede ser bastante nocivo en otro sitio. En mi práctica cada individuo es diferente y los alimentos que sugiero son diferentes para cada persona.